dilluns, 24 de desembre del 2012

Buongiorno, principessa



Alèxia nos contagiaba su confianza desmesurada en el mundo, con ella la inocencia era posible, el mundo como juego, y el juego como el mundo, pacto infinito para gozar de la vida sin que el tiempo - o su finitud- rompiera el hechizo de un cristal tan frágil, pero tan firme.

La magia era la realidad, la sorpresa vivía en sus ojos y desconocía trampas y atajos. Y el dolor no estaba ausente, si venía, es que era necesario, como un aprendizaje del amor, como una antesala de un nuevo gozo que renacería a la vuelta de la esquina.

Siempre el juego, jugar como la apuesta más sensata para ceñir el azar al reino puro de lo innombrado, y esperar siempre que la suerte apareciese, o que la risa inundase los dominios que el azar dejaba para un mañana más venturoso.

Alèxia no regateaba el destino, no rehuía plantar cara al azar, si el azar no le era propicio. Ya vendría la luz del nuevo día, ya encontraríamos las grietas para romper el llanto en mil pedazos, para descubrir el color del mar que se escondía en aquellos días tristes, ya volaríamos de nuevo, imaginando el mundo, si el mundo persistía en su hosca negrura.

Porque ella era vida vigorosa y plena, confiada y terca en ser y siempre seguir siendo, porque creía en la voluntad, o en su defecto, en el sueño, que le ayudaban a construir el sentido del mundo. 

Amistad sin límite, entrega sin doble fondo a una vida que merecía ser vivida siempre a pecho descubierto, así era nuestra Alèxia, y así sigue siendo en nuestros corazones.

Ella logró incendiar nuestra vida, supo hacer de la magia una cordura, la cordura serena para estrenar cada momento como una cuenta única de un collar de ternura inacabable. 

Alèxia nos enseñó su secreto: la magia era su realidad, no había espacio para la cobardía, ni para el engaño.

Maestra del tiempo, ella sigue viviendo cuando olvidamos el llanto, y el juego vuelve de nuevo a nuestras vidas. El azar hay que jugarlo, el azar es el material de nuestro cuerpo. Y Alèxia, que lo sabía, sigue riendo. 

A ella le gustaba danzar en el azar improbable de los sueños.

Buongiorno, professoressa!


dissabte, 8 de desembre del 2012

Dues mirades sobre l'absència


El record oscil·la sempre com un pèndol, entre un temps que ja no vindrà mai, on hauria viscut la nostra filla, i el passat i el seu record físic, al que ens volem agafar per no perdre-la definitivament.

Mentrestant anem construint un refugi per la seva absència, una imatge d'ella que no s'agafi a un passat impossible, per irrepetible, com ho son cadascuna dels nostres vivències, que succeeixen un sol cop, i no tornen.

Però ella era part de nosaltres, hem perdut un passat feliç, i hem perdut un futur desconegut, on ha desaparegut la seva vida, la seva oportunitat de viure això tan estrany que és la nostre biografia, ombres i llums sobre una terra verge.

I aquest és un pèndol que es sosté amb els nostres dubtes, un vaivé continu entre una vida que l'Alèxia es mereixia viure, una terra promesa de somnis i desitjos, i una vida viscuda fins a la medul·la, intensa, feliç, que l'Alèxia anava descobrint amb una mirada sempre nova i encuriosida: la mateixa mirada amb la que ella obria sempre els regals de Nadal.

Un cofre ple de tresors, cofres que s'amaguen però que vindran, cofres màgics amb promeses i secrets per descobrir: així era la vida per l'Alèxia. És molt difícil entendre perquè ha tingut que marxar tan d'hora. No vull pensar en seu passat, ja no existeix. No puc pensar en seu futur, ja no succeirà.

Dues mirades sobre la absència, que en Joan Margarit descriu magistralment en dos poemes sobre la Joana del seu ultim llibre, 'Es perd el senyal':

        On acaba el demà

No s’acabarà mai el desolat
demà impossible de la meva filla?
Recordo els estius a S’Aucanada,
el mar blau i lluent i uns pins tan forts
com la nostra esperança.
Després, el primer hivern: un temporal
va soscavar la platja i va assecar els grans pins.
Va ser com si la costa de Mallorca,
arrencant-se amb ràbia la màscara,
fes dol per la mort de la Joana.



     Núvols blancs en l’aire blau


Així és a vegades de net el meu record.
El teu no ser és lluminós com tu,
per això no he buscat cap més consol
que sostenir el fil del teu somriure.
Per no perdre’t, avui no em cal tancar
tan fort el puny com a la teva mort.
Però succeirà.
Serà quan, en un dia de molt vent,
deixi anar el fil del teu estel, Joana.

Poemes extrets de Es perd el senyal, de Joan Margarit
Edicions Proa
Barcelona 2012

dimarts, 20 de novembre del 2012

Sempre estàs amb mi


Estimada Alèxia:

sempre estàs en mi, però en aquests llocs ens seguim trobant.

La teva mare


diumenge, 11 de novembre del 2012

¿Se puede ser feliz tras la muerte de un hijo o de una hija?


¿Se puede ser feliz tras la muerte de un hijo o de una hija?

Es una pregunta muy difícil, una pregunta trampa, pues para poder responderla adecuadamente haría falta por una lado toda una vida para entenderla y asimilarla en su pleno significado, y por otro haber compartido una experiencia tan dura como ésta para intentar siquiera acercarse a la respuesta. Es una pregunta que nos lleva directamente a enfrentarnos al significado de nuestras vidas, es una experiencia, la de la muerte de un ser tan querido, que sin atajos nos pone frente al hecho mismo de nuestra muerte, tal y como dice Miquel Martí i Pol en el Llibre d’Absències: ‘Ara saps que la mort no és morir-te / sinó que mori algú estimat'

Porque en el fondo querer responder racionalmente, a través del lenguaje y de lo que las palabras y su significado concreto son para cada uno de nosotros, las demandas de una experiencia, un drama, que nace en el lado más profundo y escondido de nuestro cuerpo, el más primitivo y más biológico (si podemos jugar así con las palabras), nos exige expresar un dolor, y una lucha por sobrevivir a este dolor, que va mucho más allá de lo que podemos verbalizar en el tiempo de nuestra vida. 

Porque enfrentarse a la ardua (e imposible) tarea de responder a esta pregunta nos lleva, como en un espejo del que no podemos huir, a mirarnos reflejados en muchas otras preguntas filosóficas, tales como el significado de la felicidad, el sentido de nuestras vidas, el papel de la memoria y la trascendencia de nuestra biografía, entre muchas otras. Pero no olvidemos que éstas son preguntas filosóficas, cuando realmente a lo que nos enfrentamos los padres y madres huérfanos de un hijo o de una hija no es al consuelo de lo que la filosofía puede ofrecernos en nuestra búsqueda de hallar un lugar en el mundo. Lo que buscamos es algo a lo que agarrarnos en nuestra desesperación, una tabla salvavidas que nos reflote de un dolor tan grande como el mar, una desazón terrible, incomprensible, como es la de no poder volver a escuchar la voz de nuestros hijos, ni poder volver a abrazar sus cuerpos, ni verlos crecer y vivir la vida que les habíamos prometido.

Es decir, los padres y madres que hemos perdido a nuestros hijos nos enfrentamos a la urgencia de una pregunta visceral, no filosófica, que para ser entendida (o meramente escuchada y compartida) reclama de una complicidad que evidentemente no la deseamos para nadie, pero que sólo los que han pasado por un trauma así entienden, de corazón a corazón, sin fisuras.

Una respuesta tajante y negativa a la pregunta ‘¿Se puede ser feliz tras la muerte de un hijo?’ podría asimilarse, guardando todas la distancias (que son enormes) a aquella conocida sentencia de Theodor W. Adorno, tras el terrible holocausto de 2ª Guerra Mundial „Nach Auschwitz ein Gedicht zu schreiben, ist barbarisch“  (Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie). El genocidio de  los campos de exterminio significó una experiencia tan brutal y un descalabro tan descomunal de los valores de la cultura occidental y de los derechos humanos por un lado, y la introducción de la duda del enraizamiento o no de esa violencia en la biología profunda del ser humano, por otro, que lo arrasó todo como un incendio desbocado, y que ha hecho dudar de la capacidad misma del ser humano para convivir en paz y construir una sociedad basada en la cooperación y no en el ojo por ojo, diente por diente.

Pero ha pasado el tiempo, cada vez quedan menos personas que vivieron aquellas experiencias traumáticas, y cada vez más es a través de la memoria de lo que no debería volver a suceder que rememoramos tan tristes sucesos. También es cierto que en la biografía de los supervivientes, a pesar de todo, se pudo hallar en muchos casos un camino de esperanza, una vía de supervivencia, donde la voluntad de superación y la elección de vivir, a pesar de todo, se impusieron a la desesperación de tamaña barbarie.

Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos” dice Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austríaco que sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, donde no obstante fallecieron tanto su esposa como sus padres. También suele expresar Viktor Frankl en sus escritos la relatividad que hemos de dar al sentido de la vida: “El sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de una hora a otra. Así lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado”. 

Si miramos atrás, a lo que hemos vivido con nuestros hijos desaparecidos, y nos empeñamos en recobrar aquella felicidad, será obvio que caminaremos siempre hacia la desesperación, y la respuesta a la pregunta inicial de esta reflexión ¿Se puede ser feliz tras la muerte de un hijo o de una hija? será siempre negativa: no, no volveremos nunca a ser felices después de la muerte de nuestro hijo o hija. 

Pero lo cierto es que aquel tiempo existió, y entonces, en aquel lugar y en aquel momento de nuestra biografía, fuimos felices, y aquella felicidad, que ya nadie podrá arrebatarnos nunca, el recuerdo de esos momentos felices no debería ahogar nuestro tímido intento de hoy, de aquí y ahora, de buscar palabras distintas: palabras nuevas que nos ayuden a explorar un nuevo significado a una vida que ahora es diferente, a responder a unas exigencias de sentido a las que no podemos dar respuesta con las mismas palabras de entonces.

Ahora sabemos que sí, que a pesar de todo, la música, la poesía, han sido después posibles, a pesar de la barbarie. 

También ahora intuimos muchos padres y madres, después de luchar durante mucho tiempo con los recuerdos y dejar que la tristeza venga cuando quiera pero que no arraigue en nosotros, que vivir después de la pérdida de un hijo es posible. Poco a poco los buenos recuerdos y la suerte de haber compartido su vida se va imponiendo a su ausencia física y a la tragedia de no tenerlos más con nosotros.

¿Y la felicidad? Si viene, tendrá nuevos caminos, inexplorados, la reconoceremos si superamos el desafío de cambiarnos, porque ella habrá cambiado con nosotros.

dissabte, 20 d’octubre del 2012

A la recerca de la felicitat

Diumenge passat vam fer la ruta, per Collserola,...


...a la recerca de la felicitat


Jugant amb l'arç groc

Avui no puc escriure gaire, només acabar, copiant aquesta preciosa lletra d'una cançó d'en Lluis Llach, el Cant de l'Enyor: una tristor serena m'embolcalla, en una tardor diferent, molt difícil d'entendre. Estic confós, visc un temps aliè, intento navegar en un mar nou, estrany, amb horitzons indefinits, però per sobre de tot t'enyoro, filla, profundament t'enyoro, eternament t'estimo.


Ni que només fos
per veure't la claror dels ulls mirant el mar.
Ni que només fos
per sentir el frec d'una presència.
Ni que només fos
poder-nos dir un altre adéu serenament.
Ni que només fos
pel seu lliscar d'un temps perdut al teu costat.
Ni que només fos
recórrer junts el bell jardí del teu passat.
Ni que només fos
perqué sentissis com t'enyoro.
Ni que només fos
per riure junts la mort.

Ni que només fos
poder-nos dir un altre adéu serenament.
Ni que només fos
perquè sentissis com t'enyoro.
Ni que només fos
per riure junts la mort


diumenge, 16 de setembre del 2012

El árbol del tiempo



EL ÁRBOL DEL TIEMPO

      (Sobre esculturas de La Rueda de la Vida, de Gustav Vigeland)

          
Como haz de luz que del árbol sugiera,
 umbrosa bailarina entre sus ramas,
asomada ardiente a la vida entera
quedaste prendida, muda, atada.

No conociste del amor su fruto,
la frondosa vida que te esperaba:
tus ojos abiertos, sorpresa, hurto,
fuera del tiempo miran, lloran, aman.

No temas: velaré siempre tus sueños,
fiel a tu vera, capitán y náufrago
de tan hermosa nave a la deriva.

Henchida vela, amor, de tus deseos,
surcaremos juntos los mares glaucos,
la savia eterna y pura de tu risa.

Oslo, 10-08-2012 
                                                          
   Albert Schoenenberger © 2012


diumenge, 9 de setembre del 2012

Rock and dol: una experiència escolar sobre la mort


Fa poc més de mitja hora que el conserge ha obert les portes del pati de la nostra escola, les portes del pati gran de Primària, a continuació les del pati dels més petits, els d’Educació infantil. No sé si lentament, a poc a poc, o ràpidament -tot depén dels dies- s’inicia el dia a dia, menys els festius, dissabtes i dies de vacances, el ritual alegre de l’arribada dels fillets i filletes a la nostra escola, el ‘degotadís’ infantil cap a l’encontre amb els amics i el saber...

Debió ser igual aquel 21 de noviembre en el Isabel de Villena, comenzaba un nuevo día de escuela, unas horas de reencuentro con los amigos y el saber, con el juego y la magia de aprender y crecer juntos... pero la víspera Alèxia había perdido definitivamente la batalla, había perdido su vida en una lucha descomunal por desigual y por injusta -sí, injusta- contra la enfermedad... 

...la foscor nocturna que ha amarat el sòl del pati deixant jugar el silenci durant la nit s’ha anat rompent lentament a l’alba, per deixar ara espai a les veus i les paraules entre els companys de curs, els amics de cada dia, als comentaris del que ha succeït la vigília anterior, als petits projectes i treballs escolars que els esperen...

...recuerdo como si sucediese ahora mismo, cómo llegaba Alèxia cada día a la escuela, esperanzada, alegre, y cómo dejaba mi mano e iba saltando feliz hacia la puerta de entrada de la escuela, con su melena danzando al viento, saludando el nuevo día que empezaba...

...no recordo cap paraula, però els ulls i la veu se m’entelaren i es perderen per uns instants. Pujam a classe i darrere nosaltres tots els altres, avisats per la música que sona i ens indica a un grupet reduït l’inici d’una dura i inovidable jornada...

...aquella mañana los compañeros y compañeras de Alèxia vieron que su nombre ya no estaba en la lista de alumnos y alumnas de 1º de ESO de puerta de su clase, y se indignaron. ¿Por qué? Al dolor, para unos súbito, para otros lastrado de toda una larga noche de estupor y lágrimas, se sumaba el dolor por un absurdo querer pasar página, pasar de puntillas por un momento crucial de dolor, pero también de aprendizaje, en sus vidas. Aquel mismo día, volvía a estar el nombre de Alèxia en la lista de la puerta de su clase, no se había ido tan de golpe, no era una manera inteligente de comenzar un duelo: sus amigas y amigos reaccionaron rápida y firmemente, querían volver a tener la lista completa de nuevo en la puerta de clase, y así lo pidieron a sus profesores...

...I davant meu hi ha, no una, sinó una vintena de mirades apagades i plorinyoses, tristes i perdudes, cercant el rostre trencat de la seva companya i amiga, n’Elia. Algunes l’abracen, ploren. En cada mirada hi ha un silenci de dolor repartit per l’aula que ens fa avui una mica més bons companys i companyes del que érem ahir. Es troben molt lluny les paraules i resten com ofegades per uns instants. No vull trencar aquesta càlida abraçada i mirada compartida de tots entre tots i de tots amb n’Elia. Plorem. Necessitem plorar. Però no seria bo que aquest plor ho amaràs tot durant molt temps. Sé que he de ser jo qui he de dir alguna cosa i, en aquests moments, no em serveix de res pensar que si no m’hagués agafat a mi per sorpresa, que si ho hagués sabut de bon matí, o una hora o dues hores abans de començar la classe...no valen excuses...

...era 21 de noviembre, Santa Cecília, se había de hacer algo, anular el concierto previsto para aquel día, había muerto su hermana, Pau buscó -y halló- comprensión y consuelo en la escuela, después de unos instantes de desasosiego por la incomprensión que mostraba el director de la escuela a la iniciativa, finalmente se suspendió el concierto y se decidió que se celebraría unos días más tarde, en forma de homenaje de toda la escuela a Alèxia...

...La mort, moltes vegades o quasi sempre, ens agafa per sorpresa i encara que ens ho esperem, sempre és inoportuna. Avui, ahir o demà, sempre serà el dia menys esperat, el moment, potser, més inoportú...necessito temps, uns pocs minuts, una petita estona per decidir com donar forma a aquest matí de classeamb el ànims per terra...necessito, almanco, poder contar fins a deu, fins a cent o fins a mil amb tranquil·litat, amb serenor, i decidir, començar o iniciar aquesta dura i pressentida programació d’aula que ens ha imposat la vida, el currículum oblidat, però el més important de tots, avui, demà, sempre...

...fue un concierto precioso, muy triste, muy profundo, un concierto de amor, un canto desesperado por la muerte de una alumna muy querida, tremendamente querida en la escuela por todos...Después, conforme pasaban los meses, los ritmos de duelo entre la escuela por un lado, y los compañeros y compañeras de Alèxia y nosotros sus padres por otro, no fueron unísonos, sino discordantes, aunque finalmente los amigos y amigas de la escuela, que sabían lo que necesitaban, construyeron su propio camino de homenaje y despedida de su querida Alèxia... pero ésta es una historia de desencuentros que sólo nosotros y ellos (el equipo directivo y pedagógico de la escuela) sabemos, una herida que poco a poco irá cicatrizando...

...Camino fins al passadís, faig quatre passes, no veig ningú i torno a la classe. Esperen la meva resposta. Agafo el meu quadern i, sense dir res, ni sentir ningú que faci xerbet entre els alumnes, vaig a la pissarra i escric en lletres grosses una frase extreta de la darrera pel·lícula  que hem vist a classe, just fa dos  dies, no per casualitat:

Piensa si sucedió algo especial cuando la conociste. Recuerda siempre eso y de este modo siempre lo mantendrás vivo.
                         (Un puente hacia Terabithia)

Reflexiono, y sigo reflexionando muchos días, con este impactante libro de Biel Garriga: Rock and dol, una experiència escolar sobre la mort (Ed. Moll, Mallorca 2009). Un libro sobre la noticia de la muerte en la escuela (en el caso del libro la muerte del padre de Elia, una alumna de la escuela), con muchas aportaciones pedagógicas de cómo afrontarla, un libro que suministra pistas y caminos a seguir para facilitar el necesario e imprescindible trabajo del duelo en el aula.

Recuerdo que también vimos juntos, con Alèxia, creo que en el hospital de San Joan de Déu, la película Un puente hacia Terabithia... 


dissabte, 4 d’agost del 2012

La Festa del Càntir


Avui és la festa del càntir a Argentona.
Avui recordo aquell estiu de 2008, quan vam anar per la nit a passejar tots cinc per Argentona, era la nit abans de la Festa del Càntir, estàvem junts, érem feliços. Ens vam acostar a la parada on tenien les guardioles de porquet, volies comprar-te una per tornar a estalviar de nou, perquè feia poc havies trencat la teva guardiola de tants anys, per comprar-te el iPod que et feia tanta il·lusió. Estaves moreneta, molt maca, amb aquell vestit verd oliva i el barret de colors, ens miraves perquè dubtaves quin dels dos porquets agafar, el de terrissa natural o el pintat de negre.
Aquella nit se'm barrejaven molts sentiments, records d'infantesa de tants estius passats a Argentona amb els pares, sentiments de plenitud d'aquells temps d'innocència i felicitat, amb el present tant intens que estàvem vivint amb tu, tant ple també de felicitat d'estar tots junts aquí i ara, amb el desig profund de viure: viure simplement el present, lluny del perill i l'angoixa de perdre't, amb el desig de tornar a un temps de normalitat i serenor, on tot tornaria a ser com abans, la vida tenia molt que donar-te encara.
Al dia següent vaig anar tu a la benedicció del càntir, aquell any el càntir de Barcelos, de Portugal, amb una sanefa d'espirals de mar al centre i una fulla preciosa a dalt, com un ocell innocent i lliure. Després vam anar a la plaça del mercat, on altres anys veiem els nens i les nenes modelar el fang amb les seves mans, però aquest any tu volies fer també un gerro. Vam demanar tanda, pot ser la gent et mirava encuriosida, suposo com nosaltres miràvem abans també aquests nens amb mocador amb alleujament i distancia, pensant que això només els hi passava al altres, però no ens importava. 
Vas fer el teu gerro de fang al torn de terrissaire, guiada per una monitora. Et va quedar un gerro preciós, un cos perfecte de tres nivells, cadascú adornat amb tres línies, que la monitora va separar amb cura amb el tallador de fang, i te'l va entregar sobre un suport de cartró. El vam portar amb molta cura a casa, perquè aquest cos fràgil s'assequés i s'enfortís, amb la promesa de tornar-lo a portar a la tardor, per fer-lo coure i que pogués rebre així l'aigua sense desfer-se.
Ara miro aquest gerro i endevino l'escalfor i la dolçor de les teves mans en les seves formes, en el seu cos, aquest gerro té el alè de la teva pell, la dolçor de les teves cèl·lules agermanades per sempre en aquesta argila, la teva il·lusió de viure li va donar la forma i l'espai. 
I avui et veig de nou, asseguda en aquella plaça, tant lluny i tant aprop de mi alhora, modelant el gerro amb les teves mans, il·lusionada, i penso que finalment no el farem coure aquest gerro, no: m'agrada així, fràgil, inacabat, amb el teu mocador rosa endins, com una flor que no necessita aigua per viure.
Avui, de nou, el dia que torna la festa del càntir a Argentona.


diumenge, 8 de juliol del 2012

La poesía del mar

Platja d'en tortuga (Menorca)

Sabe que en cada flujo, en cada ola...
Sabe que en cada flujo, en cada ola
hay un impulso mío hacia ti. Sabe
que tú me resucitas, como el ave
resucita a la rama en que se inmola.
Si tú supieras cómo no estás sola,
cómo te abrazo, lejos, cuanto cabe.
Pon al oído, para que se lave,
mi corazón como una caracola.
Y oirás, no el mar, sino la tierra mía
hecha con el espacio más abierto.
Y oirás su voz, mi voz que yo quisiera
meterte por el alma cada día,
clara como tu nombre, al descubierto
como este mar de amor mío que espera.
Claudio Rodriguez
(1934-1999)
Poemas Laterales

Alèxia (Menorca, 2005)

diumenge, 17 de juny del 2012

El sentit de la vida

M'agrada molt aquest pensament d'en Viktor Frankl, el vull compartir avui amb vosaltres, els lectors i seguidors del blog: resumeix molt bé com em trobo ara i, en certa manera, la experiència d'aquest últims anys des que va marxar la nostra petita, l'Alèxia. Un viure sense grans certeses, sense objectius desmesurats e inassolibles, redescobrint noves maneres de viure, aprenent del aquí i ara, compartint el viatge i no refugiant-me de la vida dels altres per por de perdre'm, rebent lo insospitat que ens arriba cada dia, renunciant a les veritats absolutes que ofeguen, en la seva immobilitat, la veritat senzilla i orgànica del viure.

'El sentido de la vida difiere de una persona a otra, de una hora a otra. Así, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado'

Viktor Frankl


divendres, 25 de maig del 2012

Primavera


Gràcies, Alèxia.
Per haver compartit el teu camí amb nosaltres.
Per haver-nos demostrat que som millors quan ens donem als altres.
Per haver-nos ensenyat a viure el moment i a no defallir en el camí.
Perquè vam ser feliços amb tu.
Perquè la teva alegria ens ajuda a continuar vivint.
Perquè aquest esclat de flors em recorda a tu.
Gràcies, en aquesta nova primavera, en que tornes amb nous colors i nova vida.
Ara deixo que la teva llum m’ompli, i m’acaroni.
Donam la mà, anem a passejar, aquesta tarda és nostra.


Alèxia (Austria, 2006)

diumenge, 22 d’abril del 2012

Sant Jordi


1er Premi Sant Jordi 2008

En el curso 2007-2008, Alèxia ganó el concurso de Sant Jordi de castellano aquel año. También quedó finalista del concurso en lengua catalana. Se había reincorporado a la escuela en enero, después de unos largos meses de lucha contra su enfermedad, durante los cuales vivimos a caballo entre casa y Sant Joan de Déu, su segunda casa. Durante esas largas semanas, Alèxia siguió el curso desde su habitación del hospital, con la ayuda de sus amigas y de las tutoras de la escuela. Era incansable, entusiasta y muy luchadora, a pesar de las difíciles circunstancias por las que pasaba. La conexión con la escuela era un cordón umbilical con esa normalidad que quería mantener nuestra hija a toda costa, fue una actividad que la mantenía unida al mundo exterior, muy importante para su equilibrio emocional, y a través de la cual se mantenía ligada a su escuela, sus amigas, no dejando nunca de sorprendernos sus ganas de aprender y estudiar (y de jugar), a pesar de todo.
Alèxia estudiaba mucho en casa, demasiado, se quedaba a veces hasta tarde pasando apuntes, escribiendo redacciones, haciendo ejercicios, enfin, recuperando en parte el tiempo perdido, tanto fue así que tuvimos que hablar con la escuela y pactar el frenar su actividad, sin dejar de desmotivarla, claro, pues Alèxia tenía que recuperarse y no podía ser que sus ganas de estudiar y seguir el curso le pudieran perjudicar, o agotar físicamente. Al final Alèxia, completó un curso brillante, con resultados mejores que muchas de sus compañeras de curso, fueron unos meses increíbles, intensos, muy felices para todos. Durante esas semanas Alèxia escribió textos muy bonitos, como El poema del agua, El cuento de Dayoub, el criado del rico mercader, o éste Ven, niña ven, que un cuento te quiero contar, con el que ganó el premio de castellano de Sant Jordi de ese año, poema que yo creo que le dedicó (inconscientemente) a Carme, por el todo el amor y los cuidades que su mama le había dedicado durante todo aquel tiempo.
¡Felicidades, Alèxia, guapa, porque tú eres esa estrella, nuestra pequeña gran estrella, la más hermosa que habían visto jamás!


Ven, niña, ven, que un cuento te voy a contar
Ven, niña, ven,
que un cuento te voy a contar.
¿Qué cuento, mamá,
qué cuento?
Érase una princesa
de hermosos cabellos
y lindos ojos
que arden al suspirar.
Un día,
como todas las princesas
se tuvo que casar,
pero no con un joven
y apuesto príncipe,
sino con un viejo
y rico mercader,
que estafó a su viejo
y agradable papá.
Un día, la joven princesita
al bosque salió a jugar,
recogía arándanos,
para que su viejo marido
pudiese merendar.
Pero no fue arándanos
lo que pudo encontrar,
sino que entre árbol y árbol
vio tal hermosura
que se estuvo apunto
de desmayar.
¿Qué vio, mamá, qué vio?
Pues un hermoso
y galante príncipe,
con ojos azules
como los de la mar.
Éste la besó en la mejilla
con tal dulzura
que la hizo sonrojar,
y le prometió
que al día siguiente
se volverían a encontrar.
A la mañana siguiente,
la princesa se quiso
volver a encontrar
con su joven príncipe
pero lo único que vio
fue una notita
bajo un ramo de flores
donde decía:
‘Adiós princesita mía,
a tierras lejanas
me he tenido que marchar’
Y fue tan grande su pena,
que se clavó un puñal,
y al cielo quiso viajar.
¡Oh mamá!
¿Por qué me cuentas
cuentos tan tristes
si sabes que me voy a acostar?
Porque en el cielo
nació una estrella,
la más hermosa
que habían visto jamás.
                           Esmeralda*, 23-04-2008
                                               
        (* pseudómino de Alèxia para el concurso de Sant Jordi)

diumenge, 25 de març del 2012

Records per l'Aida


Quan vaig veure algunes fotos teves, Aida, vaig pensar de seguida en l'Alèxia, ostres, la mateixa llum, la mateixa alegria de viure brollaven dels vostres ulls! El passat dimarts va ser el teu aniversari, Aida, la gent que t'estima es va aplegar per recordar-te en aquell espai que tant us agradava, un dia en que es barregen records de vida i plenitud, un dia en que és més difícil conviure amb la teva absència, Aida, petita, no podem entendre aquest mal, mai podrem entendre aquesta malaltia cega que ignorava la bellesa que vivia en els vostres cors, en tota la vida que us quedava per viure...
Carta per tu de la teva mare, el dia del teu aniversari:
Hola mi niña, hoy es un día especial, hace 11 años atrás llegaste a este mundo, todos estábamos ansiosos de ver tu carita, y por fin a las 17,15, en una recién estrenada primavera, la vimos, venías con muchas ganas de comerte el mundo...solo sacarte, todavía con el cordón que habíamos compartido 9 meses, sin cortarlo, te pusiste a mamar...qué sensación más bonita, y cuanta hambre traías, parecías un pollito con tu cresta y todo, y encima te preparé un trajecito amarillo, eras como el piolín, ¡que felicidad más grande para todos...!
Luego fuiste creciendo muy rápido, parecía que tenías prisa, hablaste muy pronto, andaste muy pronto, parecía que te faltaba tiempo, ya en la guardería le dijiste a tu seño, con una compresa puesta, que te había venido la regla, luego a los 3 años a la Milsa, tu pediatra, que estabas embarazada, todavía se está riendo, todo muy rápido... y llega hoy, y todo se ha quedado en recuerdos...te fuiste con 10 años, nos preguntamos cada dia por qué, y no podemos hacernos a la idea, tenemos que pensar solamente que era tu misión, que tu tiempo se acababa y tenías que partir, seguramente que ese fue el motivo, y que has dejado a todos los que te han conocido un recuerdo inolvidable...
Siempre te llevaremos en nuestra corazón y en nuestro recuerdo, Aida, porque sólo se muere cuando se olvida a la persona, pero tú en ese aspecto serás inmortal, ¡cuánto, cuánto estás haciendo desde arriba! creo que lo ves, poco a poco nos llevas por el camino de la felicidad, en la medida que pueda ser sin ti, hoy cumplirías 11 años...pero el año 2011 te fuiste, un año que borraremos de nuestra mente poco a poco, y así te recordaremos, siempre con 10 añitos, tendrás la juventud eterna, te quiero mi ángel, siempre estás en mi corazón, besitos, muchos besitos al cielo.
Cubelles, 20 de marzo de 2012