diumenge, 20 de novembre del 2011

Cavalcant en els teus dibuixos

Alèxia, maca, 
alguna vegada havíem comentat juntes que m'agradaria un dia animar els teus dibuixos. Aquesta petita pel·lícula es un regal que he fet per tu, el regal que em demanaves avui en el somni.
T'estima molt,
la teva mama.

dijous, 17 de novembre del 2011

In memoriam

Villarodrigo de las Regueras
Cualquier lugar puede ser el centro del mundo.

Era una tarde soleada. Nuestros amigos de León, Nuria y Avelino, querían recordar a Alèxia. Ellos, y sus hijos, Marta y Carlos. También su familia nos acompañaban. Nos invitaron a compartir una ceremonia de recuerdo de Alèxia, en la parroquia de Villarodrigo de las Regueras. No hacía frío. Entramos en el templo, creo recordar que entonces comencé a temblar. No era frío, no era miedo, era emoción, la emoción de unas personas, algunas que conocíamos, otras que no, recordando en aquel momento, llevando hasta aquel instante preciso su calor, su pensamiento, hasta al recuerdo de nuestra hija. Carme y yo nos dimos la mano, para ayudarnos.

¿Desaparecer para siempre? La soledad, el silencio, el olvido. Nuestra hija volvía por unos instantes, eternos, en aquel espacio, llenaba el silencio, rompía la ausencia. A ella le gustaba estar con gente, rodeaba de las personas que la querían, disfrutaba haciendo felices a los demás. Al final de la ceremonia, todos los presentes nos dimos la mano, cerrando un círculo, abrazando y retomando Alèxia de su soledad hasta nuestros corazones. ¿Es posible pensar que existe algo más que el olvido, la soledad, el frío? ¿Por qué olvidar, pasar página? ¿Por qué esconderse del recuerdo? Engancharse a la vida, mirar hacia adelante, no implica olvidar. Recordar la belleza aunque duela, porque un día ese recuerdo será carne en nosotros, hechura de una nueva vida.

No puedo seguir, la tarea es difícil, es casi imposible. 
'¿Renuncias? ¿No puedes más? ¿Has hecho todo lo posible para vencer el desafío?'
Sí. Y no puedo más, no logro levantar esta piedra.
'¿Pero has pedido ayuda?'
No.
'Entonces no has hecho todo lo que estaba en tus manos hacer. Pide ayuda, juntos será más fácil, juntos será posible hacer camino.'

Las palabras resonaban en el templo, en el dolor del momento, en la intimidad de una soledad rota por la esperanza, el calor de una cadena invisible. La soledad vencida por la voluntad de ser y de estar juntos, como a ella le gustaba.

Gracias, Avelino y Nuria, por haber venido hasta nosotros sin pedirlo, por vuestro gesto y vuestra valentía. Gracias por tener a Alèxia en vuestros pensamientos.