diumenge, 22 d’abril del 2012

Sant Jordi


1er Premi Sant Jordi 2008

En el curso 2007-2008, Alèxia ganó el concurso de Sant Jordi de castellano aquel año. También quedó finalista del concurso en lengua catalana. Se había reincorporado a la escuela en enero, después de unos largos meses de lucha contra su enfermedad, durante los cuales vivimos a caballo entre casa y Sant Joan de Déu, su segunda casa. Durante esas largas semanas, Alèxia siguió el curso desde su habitación del hospital, con la ayuda de sus amigas y de las tutoras de la escuela. Era incansable, entusiasta y muy luchadora, a pesar de las difíciles circunstancias por las que pasaba. La conexión con la escuela era un cordón umbilical con esa normalidad que quería mantener nuestra hija a toda costa, fue una actividad que la mantenía unida al mundo exterior, muy importante para su equilibrio emocional, y a través de la cual se mantenía ligada a su escuela, sus amigas, no dejando nunca de sorprendernos sus ganas de aprender y estudiar (y de jugar), a pesar de todo.
Alèxia estudiaba mucho en casa, demasiado, se quedaba a veces hasta tarde pasando apuntes, escribiendo redacciones, haciendo ejercicios, enfin, recuperando en parte el tiempo perdido, tanto fue así que tuvimos que hablar con la escuela y pactar el frenar su actividad, sin dejar de desmotivarla, claro, pues Alèxia tenía que recuperarse y no podía ser que sus ganas de estudiar y seguir el curso le pudieran perjudicar, o agotar físicamente. Al final Alèxia, completó un curso brillante, con resultados mejores que muchas de sus compañeras de curso, fueron unos meses increíbles, intensos, muy felices para todos. Durante esas semanas Alèxia escribió textos muy bonitos, como El poema del agua, El cuento de Dayoub, el criado del rico mercader, o éste Ven, niña ven, que un cuento te quiero contar, con el que ganó el premio de castellano de Sant Jordi de ese año, poema que yo creo que le dedicó (inconscientemente) a Carme, por el todo el amor y los cuidades que su mama le había dedicado durante todo aquel tiempo.
¡Felicidades, Alèxia, guapa, porque tú eres esa estrella, nuestra pequeña gran estrella, la más hermosa que habían visto jamás!


Ven, niña, ven, que un cuento te voy a contar
Ven, niña, ven,
que un cuento te voy a contar.
¿Qué cuento, mamá,
qué cuento?
Érase una princesa
de hermosos cabellos
y lindos ojos
que arden al suspirar.
Un día,
como todas las princesas
se tuvo que casar,
pero no con un joven
y apuesto príncipe,
sino con un viejo
y rico mercader,
que estafó a su viejo
y agradable papá.
Un día, la joven princesita
al bosque salió a jugar,
recogía arándanos,
para que su viejo marido
pudiese merendar.
Pero no fue arándanos
lo que pudo encontrar,
sino que entre árbol y árbol
vio tal hermosura
que se estuvo apunto
de desmayar.
¿Qué vio, mamá, qué vio?
Pues un hermoso
y galante príncipe,
con ojos azules
como los de la mar.
Éste la besó en la mejilla
con tal dulzura
que la hizo sonrojar,
y le prometió
que al día siguiente
se volverían a encontrar.
A la mañana siguiente,
la princesa se quiso
volver a encontrar
con su joven príncipe
pero lo único que vio
fue una notita
bajo un ramo de flores
donde decía:
‘Adiós princesita mía,
a tierras lejanas
me he tenido que marchar’
Y fue tan grande su pena,
que se clavó un puñal,
y al cielo quiso viajar.
¡Oh mamá!
¿Por qué me cuentas
cuentos tan tristes
si sabes que me voy a acostar?
Porque en el cielo
nació una estrella,
la más hermosa
que habían visto jamás.
                           Esmeralda*, 23-04-2008
                                               
        (* pseudómino de Alèxia para el concurso de Sant Jordi)