diumenge, 1 d’octubre del 2023

Las razones de la locura

No es loco quien quiere, sino quien puede.
Jacques Lacan

La locura es descubrir la fragilidad de nuestra vida, sin tener las herramientas para hacer frente a la intemperie en que esta nos sitúa. 

Así de sencillo. De aquí la educación, el trabajo, las rutinas, el refugio del arte o la poesía, el espejo de los demás que refleja nuestra propia debilidad y, por ende, la solidaridad en un destino común, más no menos desesperante.

La locura como la sinrazón de unos pocos, la razón como la locura de muchos, más que una cuestión estadística es un tema de superviviencia, que no naufrague nuestro barco contra los vientos del miedo y la soledad. 

¿Estoy loco porque vivo, o vivo la locura de mi vida, sin engaños?

Nuestro tiempo: el tiempo regalado que no esperábamos cuando vivíamos en la noche, una ventana abierta al universo, que el universo mismo ha dibujado desde su gran nada. Olvidemos, pues, la consciencia de la superviviencia (ser para seguir siendo) y vivamos en el olvido de nuestro origen. Amor frente a la fragilidad, solidaridad frente al desamparo. 

Que la locura no sea el refugio de nuestra racionalidad.   

Escribo para encontrar las raíces de mi locura y que ésta florezca, y dé su fruto, en las cumbres más altas de la cordura. Solo así desaparece la necesidad del refugio y surge la urgencia del viaje: saber donde vivo, marcando las coordenadas de mi locura, descubriendo, mientras respiro, el sentido único de mi biografía.

Porque como dice Chantal Maillard, "La ruta más difícil es a veces / aquella que se emprende / sin moverse de sitio".

Frente al abismo, las ganas de volar; frente a la incertidumbre, la locura embriagadora de nuestros sueños.

Albert Bellmunt


                                               c.m.