¡Volver a ver el mundo como nunca
había sido..!
En los últimos días del verano,
el tiempo detenido en la gran pausa
que colmaría septiembre con sus frutos,
demorándose en oro
octubre,
y el viento de noviembre que llevaba
la luz atesorada por las hojas
muertas hacia más luz,
arriba,
hacia
la transparencia pálida de un cielo
de hielo o de cristal
cuando diciembre
y la luna de enero
hacían palidecer a las estrellas:
altas constelaciones ordenando
la vida de los hombres,
el misterio tan claro,
la esperanza aún más cierta…
Aquella luz que iluminaba todo
lo que en nuestro deseo se encendía
¿no volverá a brillar?
Angel Gonzalez
Otoño y otras luces (2001)
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