Feliz quien huye de las cosas que atan, del oro y los recuerdos, del deseo y sus trampas, feliz quien no otorga a las cosas valores infinitos, quien mide el tiempo por el reloj del tiempo, y detenido, callado entre los árboles, mira al sol y en su recuerdo permanece tan solo el volar de la húmida abeja y el brillo del agua bellísima y sus neriedas.
Quien así detenido, inmutable, observa el ocaso y el alba, y goza de la belleza de las cosas, del jazmín, del endrino y del río, como de pequeñas, mas enormes maravillas.
Syrtes: Lectura de las Geórgicas (fragmento)
Luis Antonio de Villena (DVD poesía, 2002)
Vall d'Aran (Estanys de Colomers) © Carme |
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