diumenge, 4 de maig del 2025

La rueda


Todo radica

en nuestra posición

en la rueda.

Si excéntrica, entonces

giras y mueves

las grandes poleas

del mundo: la harina

para seguir batiendo

o los telares, para cobijarnos

de la intemperie.

Si en el centro, entonces

contemplas inmóvil

el transcurso aparente

del tiempo en el crujido

del pan y en las casas

erigidas contra la tormenta.

Sólo va de unos centímetros:

la rueda es la misma,

nuestro cuerpo permanece

un tiempo idéntico,

ya sea girando

y moviendo mundos,

ya sea en el centro

mirando mundos

nacer y evanescerse.

Podemos elegir

nuestro lugar en la rueda

pues la rueda no existe,

es una simple nube

de pensamiento fugaz

que construimos para vernos,

una historia para dilatar

el silencio que nos rodea,

un espejismo para celebrar

nuestra incompetencia

para entender el mundo.

Cierras los ojos

y la rueda desaparece,

las existencias encadenadas

se hacen humo, liberándose,

las civilizaciones se derrumban

en ruinas de sabiduría.

Sólo un pensamiento perdura:

deshacer la rueda

deshacer la rueda

y verla partir, diáfano

infante envejecido,

contigo, observador invariado,

anclado en el centro

del vacío ensordecedor

donde nace la música,

el ser sereno que escucha

este epitafio redondo

que rueda y rueda sin cesar

desde un centro remoto

de gravedad impermanente.


Albert Bellmunt

Barcelona, 23.03.25


Caldes de Montbui.   (Carme)