dilluns, 26 de desembre del 2011

Navidad


Hola Alexina,
otra navidad sin ti, mi niña, a pesar de quererme proteger, aislar, pasar de puntillas, no puedo no volver a aquellos días, cuando eras tan feliz.
Recuerdo aquella foto tuya de la última navidad, cuando estás mirando y sonriendo a la cámara, con el regalo de magia abierto, todo era posible, todo, la vida volvía a brotar por tu cuerpo, la navidad entera fluía en tus ojos, en la bondad que irradiaban todos tus actos.
Te gustaban los trucos de magia, era como retar la imaginación, viajar en el sueño, y tú eras la aviadora feliz que conducía aquella nave. Aquella navidad, más que un respiro, fue un renacer, el sentido primero y último de estos días sagrados, más allá de los ecos de la infancia o de las luces que otorgan un resguardo a la inocencia.
Esta navidad es la que quiero recordar ahora, la belleza de unos días donde el tiempo no desaparece sino al contrario, surge directo de nuestras entrañas al corazón de los otros, sin las frases hechas o los sentimientos vacíos, escondidos tras unas palabras que no dicen nada.
A esta navidad vuelvo, a los días felices que nadie podrá arrebatarnos.
A la inocencia de aquella sonrisa tuya que confió en nosotros siempre, que creyó en la vida, y la vivió entregada de corazón, sin trampas ni reservas.
En esta navidad pervives, y así quiero recordarte siempre, mi vida, con esa magia tuya que trasmutaba el dolor en alegría, y la tristeza en colores y sentimientos vívidos.
Muchos besos para mi maga,