Atardecer en Seefeld
Enramados sueños,
bosque iluminado:
venían los pájaros
a comer de tu mano.
Saltaban ligeros
de rama en rama
y de golpe bajaban,
suaves como luceros.
Callamos.
Por un momento el mundo
fue un lugar sin miedo.
Despúes, ellos volaron
hasta casi rozar el cielo;
esperamos,
más no volvieron.
Entonces tomamos
el camino del lago.
En un atardecer dorado
a comer de tu mano
vinieron los pájaros.
Seefeld
Verano de 2006
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